sábado, 1 de mayo de 2010

La música en el complejo proceso educativo de la persona.

Benedicto XVI destacó el alto valor del estudio de la música en el complejo proceso educativo de la persona.
“El estudio de la música reviste un alto valor en el proceso educativo de la persona, ya que produce efectos positivos en el desarrollo del individuo, favoreciendo el crecimiento humano y espiritual”, aseguró el Pontífice.
El Papa reconoció que “en el contexto social actual, cualquier obra de educación parece volverse siempre más ardua y problemática”.
“A menudo entre padres y profesores se habla de las dificultades que se encuentran a la hora de transmitir a las nuevas generaciones los valores básicos de la existencia y de un recto comportamiento”, explicó.
“Esa situación problemática atañe tanto a la escuela como a la familia y a los diversos organismos que se ocupan de la formación”, continuó.
Como respuesta, “la música es capaz de abrir las mentes y los corazones a la dimensión del espíritu y lleva a las personas a levantar la mirada hacia la altura, a abrirse al bien y a la belleza absoluta, cuya fuente última es Dios”, dijo el Papa.
“La alegría del canto y de la música son, además, una invitación constante para los creyentes y los hombres de buena voluntad a comprometerse para dar a la humanidad un porvenir lleno de esperanza”, afirmó.
Por otra parte, continuó Benedicto XVI, “el deber de no tocar solos, sino de hacer que los diversos 'colores' de la orquesta, aun manteniendo sus características propias, se fundan” y “la búsqueda común de la mejor expresión, todo esto constituye un ejercicio formidable, no sólo en ámbito artístico y profesional, sino en el ámbito humano en general”.
En su discurso, el Papa destacó que “los jóvenes, aunque vivan en contextos diversos comparten la sensibilidad a los grandes ideales de la vida, pero encuentran muchas dificultades para vivirlos”. “No podemos ignorar sus necesidades y expectativas, ni tampoco los obstáculos y amenazas que encuentran”, advirtió.
Según Benedicto XVI, los jóvenes “sienten la necesidad de acercarse a los valores auténticos como el carácter central de la persona, la dignidad humana, la paz, la justicia, la tolerancia y la solidaridad”. “ Buscan también, a veces de forma confusa y contradictoria, la espiritualidad y la trascendencia para encontrar equilibrio y armonía”, añadió.

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