lunes, 19 de julio de 2010

Una mirada a nuestro interior

“Rasgad vuestro corazón, no vuestras vestiduras: convertíos al Señor Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso.” (Joel 2,13)
Conversión significa ponerse en camino hacia la luz, pero para emprender esta tarea necesitamos hacer un examen de conciencia y realizar un viaje interior hacia nosotros mismos, y para ello es importante tener en cuenta los siguientes elementos:
  • Aceptar con humildad que en mi hay un margen de error que debe ponerse en camino hacia la superación.
  • Sentir necesidad de dar luz; es decir, tener conciencia de que muchos aspectos de mi vida están en penumbras y desean ser trasformados, iluminados y superados.
  • Buscar ayuda, pues en muchas ocasiones decimos que podemos superarnos solos y lo que hacemos, inconscientemente, es justificar y dar razones para tranquilizar nuestra conciencia.
  • Abrir las puertas de nuestro corazón: ya que a veces creemos que no pasa nada o que toda está bien; sin embargo nuestra existencia cada día se hunde en el caos y en el desastre.
  • Focalizar cuál es ese aspecto de mi personalidad que no evoluciona y me impide sentir un nivel elevado de paz interior.
  • Invocar con todas las fuerzas la presencia de Dios, el único que nos da ese poder sobrenatural que los humanos necesitamos cuando sentimos que nuestra capacidad es insuficiente.
Es importante entender que el primer paso hacia la cura es la conciencia de la enfermedad, entonces si te resistes a confrontarte y a hacerte una autocritica para revisar el estado de tu vida, estarias abocado a ser el más pobre entre los pobres, a repetir historias de dolor y oscuridad y volver a las mismas equivocaciones de toda la vida. ¡Ánimo! Mirate con humildad y empieza un camino de conversión para que disfrutes en ti de la luz de una nueva criatura y de un ser más elevado, quilibrado, sano y transparente.
Dile a Dios: Señor, dame la humildad necesaria para mirarme en mi interior y darme cuenta que necesito urgentemente un proceso de conversión.

4 comentarios:

  1. Magnífica reflexión, Hermana. El último párrafo me trae a la memoria un reportaje que vi este fin de semana, en el cual una pareja danesa que había "contratado" un vientre de alquiler en Perú y había sido timada, trataba de explicar su profundo dolor, su horrible experiencia de dos años de espera y engaños... y, para mi asombro, decían que estaban volviendo a contactar con otra "madre de alquiler" también en Perú.

    Mientras escuchaba su versión yo me preguntaba ¿no se dan cuenta en qué error tan profundo están? ¿cómo se pueden justificar de esa manera?... veía, como usted dice, que estaban totalmente ciegos y esa ceguera les hacía sufrir y sufrir... además de hacer sufrir a otros.

    Forma parte de nuestra debilidad humana... caer y caer en el mismo error -algunos más terribles que otros-, pero todos ¡cuántas veces hemos caído en el mismo comportamiento dañino... una y otra vez!.

    Como usted dice, el camino de conversión comienza con la humildad de aceptar el propio error. Si no existe ese primer paso, nos estancamos en nuestro camino equivocado.

    Un abrazo.

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  2. Gracias por tu comentario Teresa... y si el camino de la humildad nos es un camino fácil por recorrer, necesitamos de mucha valentía y sinceridad con nostros mismos para iniciarlo...

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  3. Pero Hermana yo a veces he buscado ayuda y NADA. Nada porque el que está enfrente ni se entera de lo que le dices o porque tú misma eres un desastre de tal envergadura que no te sabes explicar ni de lejos.
    En fin que en muchas ocasiones es harto complicado encontrar la ayuda necesaria; y tengo en la cabeza más de un momento de mi vida resbaloso, pero nada, ni mandando SOS enormes desde el cielito que nos mira.

    Eso sí recibí ayuda de lo Alto que para qué engañarnos estuvo muy bien.

    Un abrazo

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  4. No importa por donde llegue la ayuda, lo bueno es que siempre llega... además no podemos andar por la vida fijándonos en que si el otro me mira, si se da cuenta de mis desgracia, lo importante es saber que hay alguien que lo sabe todo y está ahi... y quien sabe quizás esos momentos más que problemas son lecciones... si, lecciones que hay que aprender... cariños y bendiciones

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